Descripción del servicio
La Oficina Nacional de Derecho de Autor(ONDA), por esta vía ofrece la tramitación de solicitudes de inscripción de Libros o libros electrónicos , dando fe de su existencia, con el fin de concederles a los titulares del Derecho de Autor un medio de prueba y de publicidad a sus derechos.
A quién va dirigido
Departamento que lo ofrece
Información de contacto
Requerimientos o requisitos
Derecho de Autor (OBRAS LITERARIAS)
- Documento de identidad digital del autor y/o autores en formato JPEG o PDF.
- Una breve descripción de la obra (5 a 10 líneas), en formato JPEG o PDF
- Soporte material que contenga la obra en formato JPEG, PDF, MP3 o MP4 (según aplique).
Nota:
- Si el solicitante no es el Autor, Productor o Titular de la Obra deberá anexar Poder Notarial legalizado por la Procuraduría General (Si el poder ha sido otorgado en el extranjero deberá estar apostillado en el país de origen y traducido al idioma español por un intérprete judicial), y documento de identidad en formato JPEG o PDF.
- Si el solicitante es el Productor o Titular de la Obra deberá anexar contrato de cesión de derechos patrimoniales legalizado por la Procuraduría General (Si el poder ha sido otorgado en el extranjero deberá estar apostillado en el país de origen y traducido al idioma español por un intérprete judicial), y documento de identidad en formato JPEG o PDF.
- Si es una persona moral o jurídica, anexar en formato JPEG o PDF el registro mercantil de la razón social y el Registro Nacional de Contribuyentes (RNC).
- Si es una institución gubernamental deben anexar el documento de identidad del director o representante, el decreto presidencial que lo designa y el certificado de hacienda.
- Si es una Asociación sin fines de lucro u ONG, anexar en formato JPEG o PDF decreto de su incorporación, certificación actualizada emitida por la Procuraduría General y documento de identidad de su representante actual.
- Si el autor es menor de edad, la solicitud de registro deberá ser realizada por uno de sus padres, tutor o representante legal, anexado en formato JPEG o PDF el Acta de Nacimiento legalizada del menor y el documento de identidad de uno de sus padres, tutor o representante legal.
- Si es obra póstuma, anexar en formato JPEG o PDF acta de defunción, compulsa del acto de notoriedad de Determinación de Herederos realizado ante Notario Público para validar la calidad. La compulsa debe de estar debidamente legalizada ante la Procuraduría General, el acta de matrimonio (si aplica), y acta de nacimiento (si aplica).
Procedimientos a seguir
PROCESO DIGITAL
- Registrarse en el Portal www.gob.do de Servicios Públicos en Línea (Si ya esta registrado solamente tiene que ingresar con su usuario y su clave en Iniciar sesión para continuar)
- Presionar el botón de Obtener el Servicio
- Presionar el botón de confirmar el servicio
- Completar el formulario con los datos solicitados
- Adjuntar documentación requerida
- Enviar solicitud
- Realizar pago correspondiente
PROCESO FISICO
- Registrarse en recepción: Indique el proceso que desea realizar al personal de recepción.
- Atención al Usuario: Pase a la posición de un oficial de Atención al Usuario.
- Completar el formulario: Junto con el personal de Atención al Usuario, complete el formulario proporcionando sus datos personales y los detalles de la obra.
Realizar el pago: Pase por caja para realizar el pago correspondiente.
Nota: Toda la documentación debe estar digital y almacenada en una memoria USB
Horario de prestación
De Lunes a Viernes de 8:30 AM a 4:00 PMCosto
RD$ 3,000.00Tiempo de realización
10 días laborablesCanal de Prestación
Presencial o Vía WebInformación adicional
Métodos de Pago
-
- Efectivo
- Cheque
- Depósito o transferencia bancaria a la cuenta ahorro No. 2400153919 Banreservas.
- Pago con Tarjeta débito o crédito
Para solicitar registro en línea, haga clic en el siguiente enlace:
1353
hola
que tal
Resilencia
La vida misma
¡NO FUNCIONA BIEN!
NUNCA ESTA PAGINA, ME HA PRMITIDO LA FACILIDAD PARA REGISTRA MIS OBRAS.
HASTA AHORA ENCONTRO, QUE ES SOLO INFORMATIVA.
El burro Pesimista
El Burro Pesimista
Desde que era pequeño, a Jumento siempre le habían dicho que era un tonto. “Eres solo un burro”, le repetían los otros animales de la granja, y no importaba lo que hiciera, esas palabras parecían seguirlo a todos lados, como una sombra que nunca desaparecía.
Nació en una granja humilde, en lo alto de una colina olvidada, donde los días pasaban despacio y el sol apenas alcanzaba a calentar la tierra. Cada vez que intentaba hacer algo bien, siempre había alguien que le recordaba su origen, como si ser un burro significara que estaba destinado al fracaso. “No sirves para nada”, decían. “Lo mejor que puedes hacer es cargar peso y seguir caminando.”
Jumento empezó a creerlo. Caminaba con la cabeza baja, las orejas caídas, y la esperanza más pequeña que una brizna de pasto seca. Pero una noche, todo cambió. Después de un largo día de trabajo, se perdió en el bosque mientras buscaba una sombra donde descansar. Mientras vagaba, sus patas lo llevaron hasta un viejo árbol retorcido, cuyas ramas parecían tocar el cielo. Sentado en una rama alta, un búho anciano observaba todo con ojos sabios y brillantes. Su mirada penetraba la oscuridad de la noche como si viera más allá de lo que los demás animales jamás podrían imaginar.
“¿Qué haces aquí, pequeño?”, preguntó el búho, con voz dulce, profunda y calmada.
Jumento se sorprendió al escuchar la pregunta. Nadie le hablaba de esa manera. “Me llamo Jumento y estoy perdido… aunque a veces siento que estoy perdido todo el tiempo”, respondió, con un suspiro cansado.
El búho inclinó la cabeza, curioso. “¿Por qué crees eso?”
“Porque soy solo un burro. No soy bueno para nada, ni siquiera para encontrar el camino de regreso a casa.”
El búho lo miró fijamente, sus ojos como dos lunas pequeñas. “No eres tonto, Jumento. El verdadero tonto es quien no se atreve a aprender. Si me visitas cada noche, te enseñaré algo que nadie más te ha dicho.”
Intrigado, Jumento empezó a visitar al viejo búho cada noche. Bajo las estrellas, escuchaba atentamente sus historias sobre el valor, la sabiduría y cómo el verdadero conocimiento no tenía que ver con lo que los demás piensan de ti, sino con lo que descubres por ti mismo.
Con cada conversación, algo en el interior de Jumento empezaba a cambiar. Lentamente, sus orejas dejaban de caer tanto y sus pasos eran más ligeros. Se dio cuenta de que había mucho más en él de lo que había creído. El burro que una vez pensaba que solo servía para cargar peso ahora estaba aprendiendo a ver el mundo de una manera completamente nueva.
Cada noche, Jumento se aventuraba en el bosque, siguiendo el mismo sendero hasta llegar al árbol retorcido donde el viejo búho esperaba. La primera lección que el búho le enseñó fue sobre la paciencia.
“Las grandes cosas toman tiempo”, le dijo el búho una noche mientras las estrellas brillaban sobre ellos. “No te apresures en aprender todo de una vez. Lo importante no es cuán rápido llegues, sino cómo aprendes en el camino.”
Jumento escuchaba en silencio, pero le costaba entender. Toda su vida había creído que no había nada que aprender para un burro como él. Sin embargo, a medida que las noches pasaban, comenzó a albergar nuevas posibilidades en su interior.
Después de muchas noches de aprendizaje bajo la tutela del búho, llegó el día en que Jumento tendría que poner en práctica lo que había aprendido. Una mañana, mientras trabajaba en la granja, escuchó un alboroto en los establos. Los animales estaban nerviosos porque la sequía había hecho que el agua del pozo comenzara a escasear. El dueño de la granja, preocupado, se preparaba para enviar a los animales a buscar agua en un río lejano, lo que significaba un arduo y largo trayecto.
Los demás animales no confiaban en Jumento para liderar el viaje. “Es solo un burro”, decían algunos, “no podrá guiarnos.”
Jumento recordó las palabras del búho: “Deja que los hechos hablen por ti.”
Respiró hondo y, sin prestar atención a los murmullos, se ofreció para llevar la carga de las cubetas vacías hasta el río. Al principio, los otros animales lo miraron con desconfianza, pero él sabía que tenía la fuerza para hacerlo. No era solo su cuerpo, sino también su mente la que lo hacía fuerte. Guiado por la paciencia que había aprendido del búho, tomó el camino más corto, uno que había descubierto mientras exploraba la granja. Aunque el trayecto era complicado y atravesaba zonas rocosas, supo sortear los obstáculos y llegó al río más rápido de lo que los demás esperaban.
Los animales, sorprendidos, lo vieron cargar el agua y regresaron a la granja, reconociendo que Jumento, el burro al que siempre subestimaron, había salvado el día. Fue la primera vez que nadie dudó de su capacidad, y aunque él, ya no necesitaba su aprobación, se sintió satisfecho de haber hecho lo correcto.
Poco después, una segunda oportunidad para demostrar lo que había aprendido apareció. Durante una fuerte tormenta, el viento derribó parte de la cerca que protegía a los animales más jóvenes. Los demás animales estaban aterrorizados por la tormenta, incapaces de reaccionar.
“El verdadero valor está en enfrentar lo que temes”, recordó Jumento.
Sin dudarlo, corrió hacia el campo, enfrentando la lluvia y el viento. Usando su fuerza y su resistencia, logró mantener la valla en su lugar hasta que los granjeros pudieron llegar a repararla. Mientras los otros animales observaban desde la seguridad del establo, demostró su coraje y su sabiduría, protegiendo a quienes más lo necesitaban.
Con el paso del tiempo, Jumento dejó de ser “solo un burro” para los animales de la granja. Sin embargo, lo más importante era que él mismo había dejado de verse de esa manera. Ya no caminaba con la cabeza baja, ni sus oídos caídos. Sabía quién era y qué podía lograr.
Una noche, al regresar al árbol para ver al viejo búho, este lo observó con una mirada cálida. “Has aprendido bien, Jumento. Lo que creías que era una debilidad resultó ser tu mayor fortaleza. Ahora entiendes que el valor, la paciencia y la sabiduría no son regalos, sino habilidades que se cultivan.”
Jumento, agradecido, sabía que aún tenía mucho que aprender, pero también sabía que ya no dependía de las opiniones de los demás para valorarse.
El búho inclinó su cabeza y agregó: “Recuerda, lo que los demás piensen de ti no define quién eres. Lo que define quién eres es cómo enfrentas los desafíos y cómo decides ver el mundo.”
Moraleja: La verdadera fortaleza no está en lo que otros dicen de ti, sino en lo que decides creer sobre ti mismo. La paciencia y el coraje pueden transformar cualquier obstáculo en una oportunidad para crecer. Aprende a valorarte y a ver tu potencial, porque lo que importa no es cómo comienzas, sino cómo eliges avanzar.
Por: Idviajera
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Olaf Bergers Vei 164, Drammen, NY, USA, 3022